Con Curro costó un poquito más, pero la fotografía ha obrado el milagro. Cuando Marcos ha empezado a hacer las fotos, este futuro reportero se ha acercado a él y, olvidándose de su lastimera frase preferida, ha demandado que le enseñara como salían los niños en la foto; ha sonreído y luego ha pedido un retrato que reflejase su determinación.
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