Cuando al terminar la jornada nos deteníamos a recoger nuestras cosas de las perchas personalizadas, de las que tan orgullosos estamos, simpre nos preguntábamos:
¿qué misterio se oculta en nuestro armario de material? ¿qué extrañas fuerzas ocultas lo alborotan todo sin que nadie se de cuenta?
Tras arduas investigaciones en los libros de nuestro carrito de cuentos y una vigilancia minuciosa del lugar, solucionamos al fín el galimatías.
La fotografía demuestra que una ratoncita con cara de "yo no he sido" no podía resistirse a reorganizar el armario.
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