viernes, 19 de noviembre de 2010

¡Vamos al río!

 Hemos convocado en la matinal un concurso de relatos cortos. El tema es libre, pero hay una serie de elementos que debían aparecer: un árbol, un río, un botón dorado, un niño africano y un oso panda. Gloria es la autora del cuento ganador e Inma recibió el segundo premio. Ambas han sido galardonadas con  unas bonitas pulseras de la paz. Los más pequeños participaron en este certamen, con los mismos elementos, pero como dibujantes. Los premiados: Jesus y Pablo.

A continuación os presentamos el cuento y los dibujos premiados.

¡Vamos al río!
Un niño africano fue al río a refrescarse un poco. Se encontró un árbol mágico, del cual si comías de su fruta te concedía un deseo. El niño se la comió, y deseó un botón dorado para una camisa que quería ponerse.
 El niño siguió andando hacia el río, pensando en cuándo se cumpliría su deseo.
 Al poco rato, se encontró un oso panda que estaba llorando. Le preguntó qué le pasaba y contestó:
“Es que mi familia ha ido al río, pero yo me he entretenido con una mariposa y ellos se han marchado”.
 Entonces, el niño le dijo:
No te preocupes. Ven conmigo, yo voy al río.
Y siguieron el camino. Entonces el niño le explicó el deseo que había pedido al árbol mágico. Estuvieron jugando por el camino, y por fin llegaron al río. El oso panda se fue con sus padres y le dio las gracias al niño.
Éste se refrescó y al poco rato encontró el botón dorado precisamente en el río. Contento, volvió a casa y se hizo una camisa preciosa. Feliz, fue enseñándole su camisa a todo el mundo.
Y colorín, colorado, todos felices... ¡pues cuento acabado!

Sobre el cuento, la crítica especializada dijo:
 
"Transmite esperanza en que la magia o los acontecimientos especiales pueden cruzarse en nuestro camino (el árbol mágico) para responder a nuestros mayores deseos e ilusiones (el botón dorado)"
"Es consciente de que el sufrimiento también está presente en cada recodo de nuestro deambular cotidiano (el oso panda perdido) y nos invita a que respondamos con generosidad y amor a ese sufrimiento para que la magia pueda culminar su acción transformadora (ayudar al oso como una respuesta sencilla y natural y encontrar al fin el botón)"
"Nos convence, con la maestría de los antiguos contadores de cuentos, de que
 todo este proceso de magia, felicidad y solidaridad están precisamente en lo más cotidiano, no lejos de nuestras rutinas y necesidades comunes y diarias.  Es precisamente en el río, donde el niño tenía ganas de refrescarse, donde encuentra una solución amable; si hubiera tenido que derrotar a un monstruo o entrar en un pozoinfinito para ayudar al oso y encontar el botón, el cuento no tendría esta moraleja tan especial y cautivadora"

Imposible decir más en menos. Cosas de niños. El Espíritu sopla donde quiere...

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