Una mañana una niña de la matinal nos sorprendió trayendo una comba. A los monitores nos evocó recuerdos del pasado y para algunos madrugadores supuso una novedad en sus juegos cotidiano.
Desde entonces hemos adoptado la comba como un elemento más de la matinal; es un nuevo motivo de relación y encuentro y nos permite romper barreras entre niños y niñas. La comba nos ayuda a saltar roles y estereotipos de género.
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